Cómo y a qué poder jugar
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Cómo y a qué poder jugar
¿Cómo sabremos que nuestro perro tiene ganas de jugar? Nos resultará bastante fácil cuando veamos que adopta la "inclinación juguetona": bajará las patas delanteras hasta tocar con la cara el suelo y levantará el trasero al mismo tiempo que meneará enérgicamente su cola. Es una postura universal con la que nos comunican, a nosotros y a los otros perros, que tienen ganas de pasarlo bien.
Buscar objetos: para enseñarle este juego, en primer lugar, ordenaremos a nuestro perro que se siente; le mostraremos una galleta o una pelota pero no dejaremos que la alcance; seguidamente la colocaremos a unos metros lejos de él pero donde la pueda ver y le daremos la orden diciéndole "busca". Como la tiene a la vista, la cogerá rápido y de esta manera habrá aprendido el mecanismo. Entonces podremos esconder el objeto de verdad para que lo busque colocándolo, para empezar, en lugares no muy ocultos. Es un juego que tiene la ventaja de que se puede practicar en casa.
Esconderse: jugaremos toda la familia. Alguien deberá sujetar al perro mientras el resto se esconde. Cuando lo estén todos, uno a uno lo iremos llamando con la orden "ven"; cuando nos encuentre le ordenaremos que se siente, le premiaremos con una galleta y otro miembro le llamará de nuevo; seguiremos así sucesivamente. Este juego asegura bastante ejercicio.
Sentarse: iniciaremos el juego mostrándonos ante el perro felices y eufóricos, cantando y bailando; cuando el perro nos muestre su atención le ordenaremos que se siente diciéndole "siéntate". Cambiaremos nuestra expresión de alegría por una triste y callada hasta que nos obedezca; cuando lo haga volveremos a mostrarnos alegres y volveremos a darle la orden. Lo encontrará muy divertido porque asociará que en cuanto se siente el juego volverá a empezar y volveremos a actuar con alegría y cantos. Es un juego que favorece mucho la relación entre ambos.
Atrapar galletas o golosinas: Estando a unos metros del perro le lanzaremos una galleta o una golosina para que la atrape. Repetiremos la acción lanzándola un poco más alto y si consigue cogerla sin que le caiga al suelo dejaremos que se la coma; si, por el contrario, no consigue cogerla, se la quitaremos y lo volveremos a intentar siguiendo siempre la norma de que si no la atrapa no dejemos que la coma o que únicamente coma el trozo que consiga atrapar. Este juego potencia sus reflejos.
Jugar al corro: Debemos ser cinco personas o más. Nos colocaremos en círculo alrededor del perro; se trata de ordenar al perro a que se dirija hacia alguien que esté formando el círculo, y lo conseguiremos diciéndoselo a la vez que la persona a la cual debe dirigirse lo llame; cuando lo aprenda, cada persona le dirá el nombre y él deberá acudir. Este juego, además de proporcionarle ejercicio, hará que el perro conozca a todos los miembros de la familia por su nombre.
Buscar objetos: para enseñarle este juego, en primer lugar, ordenaremos a nuestro perro que se siente; le mostraremos una galleta o una pelota pero no dejaremos que la alcance; seguidamente la colocaremos a unos metros lejos de él pero donde la pueda ver y le daremos la orden diciéndole "busca". Como la tiene a la vista, la cogerá rápido y de esta manera habrá aprendido el mecanismo. Entonces podremos esconder el objeto de verdad para que lo busque colocándolo, para empezar, en lugares no muy ocultos. Es un juego que tiene la ventaja de que se puede practicar en casa.
Esconderse: jugaremos toda la familia. Alguien deberá sujetar al perro mientras el resto se esconde. Cuando lo estén todos, uno a uno lo iremos llamando con la orden "ven"; cuando nos encuentre le ordenaremos que se siente, le premiaremos con una galleta y otro miembro le llamará de nuevo; seguiremos así sucesivamente. Este juego asegura bastante ejercicio.
Sentarse: iniciaremos el juego mostrándonos ante el perro felices y eufóricos, cantando y bailando; cuando el perro nos muestre su atención le ordenaremos que se siente diciéndole "siéntate". Cambiaremos nuestra expresión de alegría por una triste y callada hasta que nos obedezca; cuando lo haga volveremos a mostrarnos alegres y volveremos a darle la orden. Lo encontrará muy divertido porque asociará que en cuanto se siente el juego volverá a empezar y volveremos a actuar con alegría y cantos. Es un juego que favorece mucho la relación entre ambos.
Atrapar galletas o golosinas: Estando a unos metros del perro le lanzaremos una galleta o una golosina para que la atrape. Repetiremos la acción lanzándola un poco más alto y si consigue cogerla sin que le caiga al suelo dejaremos que se la coma; si, por el contrario, no consigue cogerla, se la quitaremos y lo volveremos a intentar siguiendo siempre la norma de que si no la atrapa no dejemos que la coma o que únicamente coma el trozo que consiga atrapar. Este juego potencia sus reflejos.
Jugar al corro: Debemos ser cinco personas o más. Nos colocaremos en círculo alrededor del perro; se trata de ordenar al perro a que se dirija hacia alguien que esté formando el círculo, y lo conseguiremos diciéndoselo a la vez que la persona a la cual debe dirigirse lo llame; cuando lo aprenda, cada persona le dirá el nombre y él deberá acudir. Este juego, además de proporcionarle ejercicio, hará que el perro conozca a todos los miembros de la familia por su nombre.
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